miércoles, 25 de septiembre de 2013

NO ARRULLES MÁS EL COCHE, ARRULLA A TU BEBÉ

Siempre es grato compartir con papás y mamás, todos especiales y con el deseo de dar lo mejor de si a sus bebés, niños y niñas.
Algunos confundidos por los consejos de su alrededor y todos los mensajes  que invaden nuestra sociedad propiciados por la industria y en ella sus intereses económicos que nos hace cada día seres más consumistas,  mermando y anulando nuestra intuitiva sabiduría que reconoce que lo que necesitan nuestros bebés NO se compra en NINGÚN almacén de cadena o de artículos para bebés.
La paternidad y la maternidad es mucho más que un baby shower y es fundamental que antes de preocuparnos y ocuparnos de la casa física que recibirá a nuestros hijos e hijas; nos ocupemos de la casa emocional que los sostendrá toda la vida, que en esencia es nuestra salud emocional.
Tener la disposición de entrega desde el placer y no desde el sacrificio o el deber es una de las competencias parentales más importantes y la que ilumina todo nuestro hacer como padres y madres.
En esta cavilación me detendré en un punto, la disposición para atender, sostener y contener el mundo psíquico de nuestro hijo o nuestra hija en el primer año de vida.


Nuestros bebés son mamíferos que esperan ser sostenidos y nutridos como estaban en útero hasta que logren la madurez necesaria para separarse e individualizarse.

Esto implica que NO están preparados para separarse de su "base segura" que es la piel principalmente de MAMA que les brinda CALOR, CONTACTO Y ALIMENTO.

La separación puede traducirse en sentimientos y emociones de miedo, temor a morir, abandono, rechazo, desamor y dolor.

El apego por el contrario, estar piel a piel, la lactancia materna, la respuesta inmediata a sus necesidades y demandas naturales se traducen entonces en, seguridad, confianza, amor, aceptación, pertenencia y placer.

Indiscutiblemente, nuestra naturaleza mamífera requiere más tiempo para separarnos de nuestra base segura (cuidador)  y explorar el mundo con la seguridad y confianza ya interiorizada.

Es por ello que, motivo a padres y madres a reflexionar y cuestionar los adiestramientos conductistas que guían ejercicios parentales hacia el desapego y la indefensión aprendida.

Cuando salgo a la calle observo con tristeza que tales comportamientos parentales están en todo lugar! 

Mira a tu alrededor algunos de ellos como: 

Adultos arrullando coches de bebés mientras los bebés sofocados dentro de ellos lloran hasta el cansancio. 

Adultos dando un tetero dentro del coche de bebés mientras miran las vitrinas de almacenes en centros comerciales o hablan con otros adultos que les acompañan.

Adultos llenos de artilugios que inhiben o anulan el contacto piel a piel,  que además incomodan y pueden cansar.

Reflexiona y restaura el paradigma de crianza la cual  ha levantado esta sociedad presa de desamparos, abandonos e indefensión.

Quizás si te sientes... podrías identificar que muchos de los miedos, bloqueos y dificultades que te apresan como adulto,  tienen relación con estas ansiedades tempranas;  que al verlas como necesarias en los procesos de educación  alienación,  son vistas como "normales" para la adaptación dentro de esta sociedad tan desadaptada que nos lleva hacia caminos de infelicidad y malestar.

Levantemos una generación impresa del sello del respeto, la aceptación, el apego y la cuidadanía.

Para finalizar les comparto esta pasada intervención durante la Jornada de la Fundación Camino Claro, recordándoles mi disposición para sus eventos formativos o atención particular.  


LILIANA CASTRO MORATO
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Contacto: 300 725 3852 Bucaramanga, Colombia 

lunes, 23 de septiembre de 2013

EL APEGO: BASE SEGURA PARA LA AUTONOMIA

La mayoría de las personas criadas en esta sociedad adulto céntrica están mas educadas para  el desapego  y la disociación afectiva que desde la empatía y la vinculación afectiva.

Y preguntan a menudo padres y madres: ¿Cómo restaurar esto y ser un buen padre o buena madre?
Una pregunta que denota lo preparados que estamos para buscar AFUERA la valía, el goce, la dirección y el reconocimiento que auténticamente solo encontramos DENTRO cuando podemos "vernos" como un ser humano (ni bueno ni malo)  con una historia impresa de circunstancias que deben ser re-conocidas para comprenderlas y avanzar hacia el crecimiento personal que será la base segura para que hijos e hijas crezcan rodeados de más luces que sombras.
¿Y el apego?
El apego no se aprende en una clase de psicología humana, el apego fluye cuando dejamos el rastre de nuestros abandonos y heridas. Y esto requiere, en muchas ocasiones de acompañamiento psicoterapéutico y valentía.
Los maltratos físicos son fáciles de observar en el cuerpo pero hay otros maltratos que el propio herido ni siquiera reconoce, pues el dolor al reconocerlos es más intenso.
Es el caso de las deprivaciones afectivas...esa pérdida de afecto lenta y cotidiana, el enfriamiento del amor que extingue progresivamente la humanidad que nos habita convirtiéndonos día a día en seres crueles y robots.


Así, muchos adultos vivimos la sexualidad con una parte de nuestro cuerpo (sexo coital), pocos la pueden vivenciar a plenitud despojándose de las corazas afectivas con las que fuimos criados y educados; corazas que limitan la expresión de los sentimientos, las emociones, la entrega, el goce y el recibir del otro con alegría lo que merecemos.
Y con estas corazas y todas sus defensas, creemos vivir la sexualidad pero quizás solo tenemos sexo y procreamos!!!
Somos presos de nuestras limitaciones afectivas, así llegan a nuestras vidas esos bebés, niños y niñas deseosos de piel, de ser atendidos, de ser cargados, de ser besados, sostenidos, amamantados, escuchados!!! Y simplemente no podemos.
Pero nos hacemos los sordos ante nuestro propio llanto  y encontramos argumentos en la psicología conductual y en sus adiestramientos para no "ver", no "sentir", no "escuchar", no  "disponernos a la entrega"
(suspiro)
¿Entonces?
SIENTE.
Habrá que detenerse para sentir y llorar la niña o el niño abandonado que habita en ti. Un niño/niña que acorazado/a se ha defendido toda la vida.

Logrando este primer paso de libertad,  autonomía y consciencia podrás progresivamente disfrutar sin miedos el compartir  y ser base segura para otro ser humano rompiendo esta cadena de indiferencia ante el otro.
Nada fácil.

Hay más para cavilar.... Un saludo desde aquí.
LILIANA CASTRO MORATO
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